Antigua fotografía del órgano del Convento de Santa Clara de Sucre,
en la cual puede verse al instrumento en su emplazamiento original del Coro Alto.
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El día 3 de diciembre de 1997, el
organista francés Francis Chapelet reinauguró con un concierto el instrumento
del monasterio de Santa Clara de Sucre, tras la reparación realizada bajo su
propia dirección y la de Pascal Quoirin.
De manera insólita, los trabajos
de aderezo fueron concluidos en poco más de veinte días, siendo este apuro el
principal causante de una serie de irregularidades, las cuales se expondrán más
adelante.
Comencemos pues por analizar
algunos datos históricos referentes a este bello órgano ...
Durante muchos años se creyó
-erróneamente- que el instrumento fuera la ópera prima de Pedro de las Casas,
quien en 1664 efectivamente realizó un órgano para el monasterio pero, como
veremos, no se trata del que hoy nos ocupa.
Gracias a las investigaciones
realizadas -con posterioridad a la “restauración”- por el Prof. Bernardo
Illari, el contrato original que se conserva en el Archivo de la Biblioteca
Nacional (ABN EP Toledo 193, Folio 266) ha aclarado esta cuestión. El mismo, en
su parte más significativa, es del tenor siguiente:
“En la ciudad de La Plata en veinte y un días del mes de jullio de mill
y seiscientos y sesenta y quatro años … pareció Pedro de las Cassas maestro de
haçer organos residente en esta ciudad de quien doy fé que conosco y otorgo que
se obligava y obligo de haçer y que hara un organo de siete palmos de alto de
seis mixturas partidas acavado con toda perfeccion para el coro de la Iglesia y
Monasterio de Monjas de Santa Clara de esta ciudad y lo a de dar acavado puesto
y armado en el dicho coro de manera que se pueda tocar en el la calenda de la
misa de la Santa Pascua de Navidad del presente año … a contento y satisfacción
del Rdo. P. Fray Antonio del Postigo bicario administrador del Monasterio de la
Orden de San Francisco … por razón … a de dar y pagar … por el dicho organo
nueve cientos y cincuenta pesos de a ocho Reales la mitad de ellos para yr
costeando la obra … y la otra mitad acavado … el organo … y mas a de dar un
organito chiquito que tiene … Fray
Antonio del Postigo … “
Por la somera descripción que del instrumento se hace en esta contrata, queda en evidencia que aquel no es sino mucho más pequeño que el conservado hasta nuestros días.
Según el testimonio de las
religiosas más antiguas y memoriosas, el órgano que habría sido construido por
Pedro de las Casas existía aún hacia los años ´60 y se ubicaba -dentro de la
clausura- en el coro bajo. Al parecer, su caja estaba ricamente adornada y
policromada.
Lamentablemente éste fue botado
como basura debido al alto grado de apolillamiento que sufrían sus maderas,
hecho que -desde luego- no justifica tal fin.
Cien años después de su factura,
los libros de gastos registraban los aderezos practicados en el instrumento:
Septiembre, 1768 … “pagué al maestro organista por la compostura
de el fuelle de el organo de abaxo … $ 001”
Abril, 1769 … “remití antes otros cien ladrillos que
importaron dos Ps. Los que se gastaron en el poyo que se hizo para los fuelles
del organo … $ 002”
Despejada entonces la duda sobre
aquel instrumento del siglo XVII, quedaba ahora el interrogante de quién sería
pues el verdadero artífice del órgano que recientemente había sido reparado por
el equipo de expertos franceses.
El órgano en el lugar que ocupa actualmente. |
Con el afán de echar algo de luz
sobre esta cuestión, iniciamos -a pocos días de la conclusión de los trabajos
de aderezo del órgano- junto a las investigadoras María Luisa Suárez y Blanca
Tórrez Martínez una búsqueda de documentación en el propio archivo del convento
y, afortunadamente, los resultados no se hicieron esperar.
Hacia las diez de la mañana del
22 de diciembre, fue el Mtro. Enrique Godoy quien encontró los primeros datos
referentes a la construcción del instrumento.
En efecto, el “Quaderno del Gasto Mensual que tiene las Religiosas del Monasterio de Sta. Clara,
pertenecientes al año de 1792” contiene la cuenta del costo y gastos “impedidos en la construcción del órgano
nuebo echo por el Pe. Fray Pedro Matos del Orden de la Merced … y composición
del organo chico del coro bajo”.
Ya desde la segunda mitad del año
de 1791, el administrador Dn. Manuel Morales procuró la compra de metales y
otros materiales para la obra del órgano, según se desprende del detalle y los
recibos contenidos en el libro.
El documento es bien rico en
datos referentes a la construcción y los materiales utilizados: el plomo,
azogue y pez se enviaron desde la Villa de Potosí; parte del estaño se compró
en Oruro y el resto en la propia ciudad de La Plata; varios burros de leña y carbón
se necesitaron para fundir el metal, además de las piezas de bretaña para hacer
las planchas para las flautas; cordobanes, alambre de fierro, clavazón,
bermellón para soldar las flautas, cola, latón y cobre para las lengüetas,
argollas para los fuelles, vigas de madera … todo se registró con admirable
cuidado … hasta el aguardiente y el azúcar consumido por el organero y los
peones.
Mientras Fray Pedro Matos se
ocupaba de la fundición, construcción de la tubería y otros menesteres tales
como la hechura de los contrapesos, el carpintero Agustín Villavicencio
trabajaba en el “cajón del organo con
todas sus secretas, registros, teclas, cajones del viento, fuelles con sus
tornos, coronaciones talladas, puertas y la puerta chica de la teclería con sus
alcaiates de fierro y chapa de españa”, además de las contras.
En esta imagen puede apreciarse el aspecto general que presentaban
el teclado y los tiradores de registros antes de la “restauración” de 1997.
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Al mismo tiempo, albañiles y
peones trabajaban en el coro alto “para
ensanchar el coro y dar más buque al lugar del organo”. Estas obras
comenzaron el día 13 de febrero de 1792 y al parecer concluyeron el 26 de
abril, llegando a emplearse dos maestros y ocho peones a la vez.
Cal, arena, adobes y mil ladrillos
fueron necesarios para componer el piso, paredes y techo del coro, esperando la
“colocacion del organo nuebo”.
Luego, fue Don Agustín
Villavicencio quien se encargó de “labrar
las quatro vigas para umbrales que se pusieron en la pared para poner el organo”
… y colocar “un tirante de pino entre
dichos umbrales” … acomodar y clavar las costaneras quebradas del techo “y abrir la tablazón para la claraboia del
coro” … y labrar “dos bigas para
poner en el piso del coro alto para que no simbre con el peso del organo”.
Detalle de los carteles indicadores de registro con el aspecto
que presentaban antes de los trabajos realizados en 1997.
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Una vez montado el instrumento,
del lado del evangelio -como es tradicional-, el afamado maestro Manuel Asencio
Gumiel realizó la pintura del “organo
nuebo” y sus puertas representando al Rey David tocando el arpa y a Santa
Cecilia sentada al órgano, cobrando 35 pesos por ello.
Sólo por su mano de obra recibió
Fray Pedro Matos 1.000 pesos, y otros 100 por componer el órgano chico del coro
bajo, mientras que Don Agustín Villavicencio fue recompensado con 282 pesos.
En total, la obra del órgano
nuevo y la reparación del ya existente costaron al monasterio la suma de 1.846
pesos con 3 reales.
Para el día 20 de diciembre de
1792, ambos órganos se hallaban ya en perfectas condiciones y, con seguridad,
se estrenó el “nuebo” para la Navidad
de aquel año.
Algunos años más tarde, ya en los
comienzos del siguiente siglo, los libros de gastos dan cuenta de las
atenciones que ambos instrumentos necesitaron:
1800 … “Yt. Cincuenta Ps. Entregados al P. organero al cumplimiento de la
contrata que tenían hecha”.
1802 … “Yt. Ocho Ps. que pidió la R.M.A. para pagar al Mtro. Organero Dn.
Manuel Mesa por haber mudado las teclas del organo que se halla en el coro bajo”.
1803 … “… destinado los quatro RRs. Restantes de la R.M.A. y comunidad para una
organista”.
1805 … “Yt. Cinco Ps. un Rl. Pagado al Mtro. Carpintero Dn. Luis Telles por la
composición de las ruedas del organo”. “Yt.
Diez RRs. Pagados al herrero y carpintero por la composición del fuelle del
organo grande”.
1806 … “la Sa. Vicaria pidio doce RRs. Para pagar dos libras de fierro a cinco
RRs. Que entro en un clabo grande del organo y dos RRs. Por la hechura”.
1809 … “Yt. Nueve Ps. gastados en las dos puertas o portones para el organo, en
esta forma, quatro Ps. quatro RRs. En las seis visagras a seis RRs.”. “Yt. quarenta y ocho Ps. satisfechos de orden
de la R.M.A. a Dn. Matheo Anzaldo por la composición del organo grande”. “Yt. al mismo nueve Ps. por la del organo
chico que se halla en el coro bajo, y (…) importado diez y nueve, puso la
R.M.A. los diez de unas flautas sueltas que las vendio, cuyo es devido a su industria”.
Figura geométrica hallada en la caja del instrumento. |
Asimismo, se encuentran
inscripciones hechas por los miembros de una de las más importantes familias de
organeros que estuvieron activos en Bolivia -sobretodo- durante el siglo XIX:
los Herbas.
En el frente de la caja dice “Daniel Herbas 1860” y “Daniel Herbas 1881”; en los resonadores
de algunas trompas reza “Fabrico Julian
Herbas” y “Demetrio Herbas 1870”.
Recordemos que fue Don Casimiro Hervas quien concluyó el órgano de la iglesia
de San Pedro de Tarata, en Cochabamba, en 1809 e inició -al parecer- esta larga
tradición familiar.
A pesar de la demanda en su
contra -iniciada en el año 1898- por la cual se abandonó la manutención del
instrumento, los Herbas conservaron el órgano de Fray Pedro Matos, el cual
siguió cantando -aunque no sin dificultad- desde su emplazamiento original del
coro alto hasta que, al convertirse éste en museo, se lo trasladó al coro bajo.
En el “Libro de Ingresos y Egresos del Monasterio de Santa Clara, de Agosto de
1969 a Junio de 1972” se lee:
“18 de marzo de 1971 … Museo = Por desarmar y armar el órgano se canceló
al Dr. Peñaranda s/r … $ 1.000”.
Felizmente, dicha mudanza se
realizó con toda cautela -con la colaboración de las mismas religiosas del convento-
y el instrumento fue rearmado cuidadosamente; para ello fue necesario cavar una
fosa a fin de dar cabida al órgano.
Posiblemente, años antes de que
se produjera este traslado había ya dejado de cantar este bello instrumento,
que llegó así hasta nuestros días esperando una restauración, la cual -a pesar
de los trabajos realizados recientemente- aún no se produjo.
El órgano en el emplazamiento que ocupó en el coro bajo desde 1971 hasta 1997. |
*texto extraído del artículo
<La “Restauración” del Órgano del Convento de Santa Clara de Sucre (Bolivia)>
de Enrique Godoy y Bernardo Illari.
Volver al órgano del Convento de Santa Clara de Sucre (Listado de Órganos)
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